lunes, 10 de febrero de 2014

LA DECISIÓN DE SERVIR


LA DECISIÓN DE SERVIR




El Fruto de la oración es la fe, el fruto de la fe es el amor, el fruto del amor es el servicio y el fruto del servicio es la paz” Beata Madre Teresa

Esta segunda etapa consiste en tomar la desición de servir, ya no es solo sentir ese deseo sino que queremos poner en práctica el llamado;  para ello empezamos a buscar ¿en dónde?, nos acercamos a las  comunidades y parroquias, buscamos convocatorias, apostolados y ministerios, nos interesamos por investigar en que podríamos servir, y esta búsqueda es incansable, a tal punto que hasta no ejercer el servicio no encontramos la verdadera paz.
Esta desición es fuerte, valiente, implacable, y no hay obstáculo que pueda eliminarla porque es el mismo Espíritu de Dios quien la impulsa.
Examinémos más profundamente esta frase de la Madre Teresa de Calcuta sobre la desición de servir:

·      El Fruto de la oración es la fe. el fruto de la fe es el amor.
La oración es nuestra fuente de vida, lo que permite que estemos en sintonía con el Espíritu de Dios, el fruto de esta oración es la fe en el Señor, y esa fe creciente le da fuerza a nuestra decisión de servir que cada vez es más fuerte, certera, más lejos de ser humana y cerca de ser celestial, la oración nos acerca más y más a la fe en el Señor, en lo que puede obrar en nuestras vidas y en lo que a través de nuestras vidas puede hacer en otros.
La fe es inseparable del amor, recordemos que amar también es una decisión, y esta decisión de amar al Señor nos impulsa a querer servirlo, el amor, esta fuerza maravillosa y brillante es el fruto de nuestra fe cercana y creciente en el Señor Jesús que poco a poco se empieza a transparentar en nuestra vida.

·      El fruto del amor es el servicio.
El amor no es amor si no se demuestra con actos, por ello no es suficiente solo sentir el deseo de servir de corazón; sino que dicho deseo debe ser cristalizado con la decisión de servir, el amor es la fuerza que el Señor nos da para llegar a los otros, no por obligación sino por el deseo profundo de agradarle, al punto, que por su misericordia vemos en el otro al mismo Cristo necesitado de compresión, afecto, etc.
·      El fruto del servicio es la paz.
La desición de servir al Señor es incesante en nuestro corazón por esto hasta que no encontramos el lugar donde Dios quiere que ejerzamos dicho servicio no estamos en verdadera paz, ¿alguna vez te ha ocurrido que asistes asiduamente a eucaristía, a congresos o asambleas y sales muy feliz pero con la fuerte sensación de que pudiste haber dado algo más en dicho evento?, como bien lo dice la Madre Teresa el fruto del servicio es la paz, porque ya no solo es suficiente recibir el alimento espiritual sino que además es necesario que nosotros nos convirtamos en transmisores, canales de bendición de dicho alimento, para llegar a la paz verdadera en nuestras vidas y llenar de paz el mundo.

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