EL LLAMADO PERSONAL
Cuando iniciamos nuestra vida Cristiana y
reconocemos la presencia de nuestro Señor en las parroquias, comunidades,
grupos de oración etc. Nace en nuestro corazón un llamado muy particular, esa
voz interior que nos impulsa a dejar de ser fieles pasivos de nuestra Iglesia y
convertirnos en fieles partícipes sirviendo en apostolados, pastorales y
ministerios que permiten darle vida y fortalecimiento a nuestra Iglesia
Católica. En medio de este regocijo “querer servir” le pedimos a Dios que nos
indique cual es el camino que debemos seguir, ¿en qué quiere que le
sirvamos?,¿Para qué fuimos escogidos?.
Dice la palabra de Dios:
San Mateo 5,16: Hagan pues que brille su luz ante los
hombres; que vean estas buenas obras, y por ello den gloria al Padre de ustedes
que está en los Cielos.
Cuando ya hemos recorrido un camino en la Iglesia,
empezamos a ser luz para el mundo, de tal modo que muchos se nos acercan a
pedir oración, o simplemente nos abordan desconocidos en la calle y nos
conversan porque aunque no lo entienden ven reflejada la luz de Jesucristo en
nosotros y en medio de la soledad y una sociedad indolente, un saludo, una
sonrisa, una buena acción brilla como la luz de un faro. En el libro de San
Mateo encontramos 3 elementos muy importantes que nos llevan al discernimiento
del llamado al servicio que el Señor nos ha hecho.
- Hagan Pues que brille su luz ante los hombres.
Esto quiere decir
que todo el alimento espiritual que hemos adquirido en el tiempo que hemos
estado en crecimiento comunitario debemos ponerlo al servicio de los otros, ser
luz ante los hombres es dar testimonio de vida a través del servicio, no es
suficiente tener la luz para si mismo sino que esta luz debe brillar en nuestro
diario vivir.
- Que vean estas buenas obras.
Reconociendo la luz
de Jesucristo en nuestras vidas, esta misma luz nos impulsa a realizar obras,
pero no como una tarea puramente social; sino con misericordia, sintiendo que
cada cosa que realizamos por el otro es como si la hiciera el mismo Señor
Jesús, si no se visualizan obras en el ejercicio de nuestro ministerio es buen
momento para reflexionar si estamos en el lugar indicado, por ejemplo asistir a
la preparación para ser catequista pero después de mucho tiempo no ejercer la
catequesis en ningún lugar.
- Y por ello den Gloria al Padre de ustedes que
está en los cielos.
Finalmente al
aceptar el llamado del Señor al servicio, siendo luz y actuando a través de las
obras en nuestro ministerio, no podemos dejar atrás recordar darle la Gloria a
Dios Padre, quien dispuso nuestro corazón para servir, y nos ha guiado en el
llamado al ministerio que el mismo escogió para que a través de él nos
santifiquemos.
Para el católico practicante no es suficiente
solamente recibir el alimento espiritual, es indispensable que ese alimento sea
transmitido a todos los hermanos, en especial a los más necesitados. Este es el
llamado que Jesús nos hace.
El servicio es indispensable para nuestra vida
porque es el fruto de nuestra propia conversión, las buenas obras hacen que la
luz de Jesús brille por toda la tierra, quien se ha encontrado con el Señor
siente el profundo deseo de servir y poner en práctica los talentos, dones y
carismas que el Señor le ha regalado.
Sofia Celis
Cantautora Católica Colombiana
Marzo 2013
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